Panamá es uno de los destinos offshore más solicitados del mundo, por ser considerado como una jurisdicción ideal en muchos sentidos.

Se trata de un Estado estable (República parlamentaria) cuya moneda está directamente indexada sobre el dólar estadounidense.

Panamá es una de las plazas económicas más potentes de América central/Latinoamérica, con un PIB por habitante especialmente elevado. El rendimiento de su economía se basa al mismo tiempo en una postura decididamente favorable a la creación de empresas y en ventajas muy reales (Canal de Panamá, turismo, etc.)

Las empresas offshore creadas en Panamá disfrutan de una serie de ventajas:

• En Panamá, no tendrá ninguna limitación en cuando al número de accionistas ni al capital necesario en el momento de la creación de la sociedad. No es tampoco obligatorio "bloquear" el capital declarado en una cuenta bancaria.

• Las sociedades no residentes están adaptadas a todo tipo de actividad legal, pudiendo agrupar varias actividades diferentes en la misma estructura. 

• Las sociedades se pueden gestionar desde otro país. Por ejemplo, todas las reuniones oficiales de accionistas y gerentes pueden celebrarse en el extranjero.

• Una sociedad creada en Panamá sin actividad local no paga ningún impuesto sobre beneficios ni sobre las plusvalías obtenidas. Debe simplemente abonar una tasa fija anual de unos cientos de euros.

• Así mismo, las sociedades no están obligadas a mantener ni a presentar su contabilidad.

• No existe ningún derecho de sucesión sobre la transmisión de las acciones en caso de fallecimiento de uno de los accionistas de una sociedad no residente.

• Discreción: en Panamá, el secreto bancario es muy real y no hay indicios de que se vaya a cuestionar, como ocurre en varios países europeos. 

• Los accionistas que crean una sociedad offshore son anónimos y su identidad no se inscribe en el registro local. El recurso a un "director nominado" (testaferro) permite también no comunicar la identidad del gerente/director.